Cuando la desmotivación hace que cada vez sea más difícil realizar las tareas, la fantasía de emprender otro rumbo laboral se presenta recurrentemente. ¿Cómo saber si es el momento indicado para el cambio?
Por Diego Kirschenbaum*
La imagen es elocuente. El joven mira el monitor, se propone comenzar su tarea y el desgano lo vence una vez más. Está cansado de su trabajo y la situación le genera estrés.
¿Podrán cambiar las cosas? ¿Cómo saber si es el momento indicado para irse? ¿Hacia dónde partirá cuando abandone su posición? ¿El malestar es excepción o regla? ¿Es temporal o definitivo?
A continuación, algunos elementos a tener en cuenta en este tipo de situaciones:
1. No tomar decisiones en tiempos de crisis: muchas veces respondemos en función de impulsos, enojos o situaciones puntuales (pelearnos con un jefe por una crítica o discutir con un compañero, por ejemplo). La locura efímera puede llevarnos a tomar riesgos innecesarios. Lo mejor es pensar con tiempo, mente fría, y evaluar con precisión si lo que nos molesta es parte de un problema pasajero o si en realidad es más profundo. ¿Qué pasa con el resto de los empleados? ¿Cuál es su percepción? ¿Me ocurre a mí solo o el fastidio es generalizado?
Por otro lado, hay situaciones que pueden arreglarse con un simple diálogo (diferencias personales, aumentos de sueldo, maltratos, cansancio por la rutina, etc.). Hay que evitar los “supuestos”, las interpretaciones equivocadas y las falsas impresiones mediante una buena comunicación.
2. El dinero no es todo: muchas veces la variable económica tiene peso e incidencia cuando queremos dejar un trabajo. Si la empresa no tiene capacidad económica para pagarnos mejor, existen muchas otras alternativas para negociar: equilibrio entre la vida laboral y personal, posibilidad de hacer teletrabajo, días y horarios flexibles y trabajar menos horas, entre otras alternativas.
3. Fijar un rumbo: en caso de que la decisión de dejar el trabajo sea terminante, ¿cuál es el camino a seguir? ¿Qué tipo de trabajo me gustaría conseguir? ¿Cuáles son los errores que no debo cometer nuevamente en el futuro? En definitiva, la idea es buscar una experiencia superadora que aporte a nuestro aprendizaje y crecimiento.
4. La gente está más cansada de sus jefes que de la empresa: un estudio hecho por Right Management, donde entrevistaron varios ejecutivos de alto nivel en diferentes empresas, encontró que la gente dejaba sus trabajos, en el 25% de los casos, debido a falta de líderes competentes. El 22% indicó que lo hace a causa de los malos tratos de su jefe. Como vemos, la mala relación con un superior puede ser determinante. La herramienta del diálogo es siempre una buena opción, pero en caso de que la situación se torne inviable puede solicitarse una reubicación en otra área, de manera que la persona no tenga que abandonar la empresa.
5. Mirar el mercado: si un profesional quiere dejar su trabajo, siempre debe mirar la situación general del mercado, la coyuntura económica general y las posibilidades que tendrá si decide renunciar a su trabajo.
*Director de Capital Humano
La imagen es elocuente. El joven mira el monitor, se propone comenzar su tarea y el desgano lo vence una vez más. Está cansado de su trabajo y la situación le genera estrés.
¿Podrán cambiar las cosas? ¿Cómo saber si es el momento indicado para irse? ¿Hacia dónde partirá cuando abandone su posición? ¿El malestar es excepción o regla? ¿Es temporal o definitivo?
A continuación, algunos elementos a tener en cuenta en este tipo de situaciones:
1. No tomar decisiones en tiempos de crisis: muchas veces respondemos en función de impulsos, enojos o situaciones puntuales (pelearnos con un jefe por una crítica o discutir con un compañero, por ejemplo). La locura efímera puede llevarnos a tomar riesgos innecesarios. Lo mejor es pensar con tiempo, mente fría, y evaluar con precisión si lo que nos molesta es parte de un problema pasajero o si en realidad es más profundo. ¿Qué pasa con el resto de los empleados? ¿Cuál es su percepción? ¿Me ocurre a mí solo o el fastidio es generalizado?
Por otro lado, hay situaciones que pueden arreglarse con un simple diálogo (diferencias personales, aumentos de sueldo, maltratos, cansancio por la rutina, etc.). Hay que evitar los “supuestos”, las interpretaciones equivocadas y las falsas impresiones mediante una buena comunicación.
2. El dinero no es todo: muchas veces la variable económica tiene peso e incidencia cuando queremos dejar un trabajo. Si la empresa no tiene capacidad económica para pagarnos mejor, existen muchas otras alternativas para negociar: equilibrio entre la vida laboral y personal, posibilidad de hacer teletrabajo, días y horarios flexibles y trabajar menos horas, entre otras alternativas.
3. Fijar un rumbo: en caso de que la decisión de dejar el trabajo sea terminante, ¿cuál es el camino a seguir? ¿Qué tipo de trabajo me gustaría conseguir? ¿Cuáles son los errores que no debo cometer nuevamente en el futuro? En definitiva, la idea es buscar una experiencia superadora que aporte a nuestro aprendizaje y crecimiento.
4. La gente está más cansada de sus jefes que de la empresa: un estudio hecho por Right Management, donde entrevistaron varios ejecutivos de alto nivel en diferentes empresas, encontró que la gente dejaba sus trabajos, en el 25% de los casos, debido a falta de líderes competentes. El 22% indicó que lo hace a causa de los malos tratos de su jefe. Como vemos, la mala relación con un superior puede ser determinante. La herramienta del diálogo es siempre una buena opción, pero en caso de que la situación se torne inviable puede solicitarse una reubicación en otra área, de manera que la persona no tenga que abandonar la empresa.
5. Mirar el mercado: si un profesional quiere dejar su trabajo, siempre debe mirar la situación general del mercado, la coyuntura económica general y las posibilidades que tendrá si decide renunciar a su trabajo.
*Director de Capital Humano
Fuente: http://www.materiabiz.com
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