¿Sabés lo que dijo tal de
vos? ¿Te enteraste lo que pasó con fulano? ¿Escuchaste la última de mengano?
Sin dudas, todos nos sentimos atrapados por los chismes, y la oficina suele ser
un ambiente más que propicio para transmitir y escuchar este tipo de
comentarios.
Dentro de la empresa, los rumores suelen reproducirse
como virus que, una
vez desatados, se van potenciando y creciendo a medida que pasa el tiempo. El
contagio suele ser inevitable; y puede llevar a un deterioro del clima de
trabajo e, incluso, alentar la ruptura de relaciones entre empleados y el
vínculo entre los trabajadores y la empresa.
Su principal peligro es el
efecto “bola de nieve” que generan, distorsionando cada vez más profundamente
la información e involucrando nuevas personas a su paso.
Tal como afirma Ferran Ramon-Cortés, autor del libro “Virus. Un relato
sobre el peligro del rumor en las organizaciones”, se trata de una cadena:
“aparecen los rumores, que no son otra cosa que informaciones falsas o
tendenciosas. A medida que circulan, intoxican y entorpecen la comunicación
entre las personas. Con una mala comunicación, se rompe la confianza. Y sin
confianza, el clima laboral se enrarece”.
Según explica Miguel Alfonso Terlizzi, director general de Hucap,
consultora estratégica de capital humano, el rumor “es caracterizado por
centros de poder o de intereses que, entre otras acciones, burla el sistema
formal”. Su origen puede ser por desconocimiento, resistencia al cambio o la
cultura propia de la organización.
Se trata, en general, de
información vaga y confusa, pero que, en muchos casos, tiene un
trasfondo de verdad. “Cuando
hablamos de rumor, siempre hablamos de aquello que no ‘se puede decir’, pero se
dice, o de aquello que no se puede decir, pero se ‘espera que aparezca’ o ‘se
teme’. En ambos casos la información circula por los carriles no
convencionales, a la manera del ‘secreto’ y siempre alguna de sus raíces suele
tener condimento de verdad. Generalmente cuando un rumor se echa a correr, es
cuestión de tiempo... pero en un alto porcentaje de los casos es cierto”,
afirma Terlizzi.
El lado
bueno del rumor
Aunque en general suelen
tener una connotación negativa, no
todos los rumores son malos,
y el impacto que tengan sobre el clima organizacional va a depender, en gran
medida, de la habilidad que tenga la compañía para saber encausarlos o
utilizarlos como una herramienta más de comunicación interna.
Así lo explica Alejandro Formanchuk, especialista en Comunicación
Organizacional y
director de la consultora
Formanchuk & Asociados. “El tema de los rumores en sí mismo no provoca
ningún impacto; todo depende del tipo de rumor. Hay rumores que son positivos.
Cuando uno hace un plan de
comunicación, puede utilizar los rumores como una herramienta para ver cómo
sería la respuesta de la gente ante determinada noticia”.
Manuel Tessi , presidente de la consultora en
comunicación interna estratégica, INSIDE y director del Centro de Comunicación
interna para América latina, coincide. “Bien visto, el rumor es incluso “un
amigo” de la comunicación y el clima. Tanto los mensajes formales publicados
por el Departamento de Comunicaciones, como el rumor que corre por los pasillos,
son componentes claves en la comunicación interna y tienen un mismo valor constructivo
para la organización”, afirma.
Según el especialista, el
rumor es una forma distinta de comunicación interna, que tiene sus propias
reglas, detrás de las cuales se oculta un poderoso caudal de información útil.
“Es por eso que las organizaciones mejor comunicadas –señala- se interesan por
él, por el cosmos que habita en su caos, por el orden que proviene de su ruido.
Y al animarse a dialogar con la incertidumbre y con sus propias
contradicciones, estas empresas descubren en el Rumor una de las fuentes más
ricas y confiables de feedback”.
Para Terlizzi,
independientemente del tipo de rumor que se trate, el principal problema de esta clase
de información son los “ruidos” que puede generar durante su transmisión.
“Cada receptor, al no
poder compartir la información a viva voz, la transmite con su propia interpretación,
de modo que el contenido final puede llegar a ser harto dañino, incluso mas allá
de la información cierta que lo originó”, señala.
Por qué
surgen los rumores
Según Tessi, el rumor
puede ser explicado con una vieja fórmula: R = D + I, en la que “R” es rumor,
“D” es desinformación e “I” es el interés que tienen los empleados en ese tema
sobre el que hay desinformación. De acuerdo a esta ecuación, señala el experto,
“una forma de evitar que surjan y se propaguen rumores es tener estrategias
profesionales de comunicación interna basadas en los temas de mayor interés
para los integrantes de la organización”.
De todas maneras, aclara,
en una organización dinámica, el rumor no puede evitarse por
siempre. Es que el rumor es algo intrínseco de toda
interacción humana y,
en muchos casos, su proliferación dentro de las empresas está muy vinculada a
la falta o la ineficiencia de la comunicación oficial.
“Los rumores empiezan a
crecer cuando la compañía no da una comunicación oficial. La gente no tolera el
vacío el comunicacional y, frente a este vacío, se agarra de lo primero que escucha,
por más que no sea fidedigno o no sea confiable”, señala Formanchuk.
Otras causas habituales de
rumores son la toma de decisiones inconsultas, el miedo o la
intención de desprestigiar
a alguien o a algún área de la empresa.
Para evitar que los
rumores se propaguen, es
recomendable asegurarse de que existan
dentro de la empresa
canales sólidos y transparentes de comunicación interna, que le
permitan a los empleados
conocer la realidad de lo que sucede en la compañía y favorezcan la interacción
entre todos los integrantes de la firma.
Además es importante
promover el acercamiento entre todos aquellos que conforman la
organización y, desde la
dirección, evitar en la mayor medida posible el ocultamiento de
datos o noticias que
conciernan a la empresa.
Para Terlizzi, el
principal consejo para evitar que surjan rumores es abordar desde una
perspectiva sistémica un
programa de comunicación formal. Dentro de éste, un punto
importante es “generar espacios
dentro de las organizaciones que den lugar a la pregunta”.
“Explicar, informar,
trazar canales formales de comunicación y espacios de debate son la mejor
manera de evitar que surjan este tipo de síntomas de las organizaciones”,
resalta.
Cómo combatirlos
Si el rumor ya fue
esparcido, lo más
importante es determinar por qué crecen los rumores dentro de esa organización, es decir, qué fue lo que ocasionó
o permitió que ese rumor se propagase entre los empleados.
“Si está creciendo el
rumor negativo se tiene que hacer un diagnóstico específico para ver por qué la
gente sistemáticamente se entera de las noticias a través de los canales
informales. Puede ser que
la voz de la empresa sea pobre o insuficiente, o que está
desacreditada la compañía
y la gente ya no confíe más en ella, entonces en vez de ir a
preguntarle al directivo,
el empleado se agarra del rumor y le va a preguntar al chismoso”,señala
Formanchuk.
Una vez establecidas sus
causas y origen, el paso siguiente consiste en
enfrentar el rumor e impedir
que siga creciendo.
En su libro Virus, Ramón-
Cortés propone tres pasos para evitar una epidemia de rumores:
Actuar
con rapidez. Anticiparse
al rumor y contrarrestarlo con datos reales o
mensajes más contundentes.
Cortar la cadena para evitar que continúe propagándose. Para esto se puede acudir a aquellas personas dentro de la organización que por su reputación, posición o
carácter, tienen el poder
o la habilidad para frenar el avance del chisme.
Desinfectar
en profundidad.
Detectar a las fuentes de rumores y tomar medidas para
eliminarlas. Además se
debe concienciar a los empleados sobre los daños que los
rumores pueden ocasionar
dentro de las organizaciones.
Lo fundamental ante el
surgimiento de rumores negativos, según los especialistas, es intervenir de forma
inmediata. “Yo recomiendo siempre ir al cruce de los rumores. Si son ciertos, a
la empresa no le queda otra; y si no es cierto, tiene que salir todavía con más
fuerza, porque sino dice nada queda como un manto de sospecha”, dice
Formanchuk. Y destaca: “Lo peor es la
indiferencia”.
María Eugenia Baliño
infobaeprofesional.com
http://management.infobaeprofesional.com/
Cortar la cadena para evitar que continúe propagándose. Para esto se puede acudir a aquellas personas dentro de la organización que por su reputación, posición o
María Eugenia Baliño
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