2/11/12
Cuando Ellas son las jefas
Cada vez hay más mujeres en puestos de mando y, por lo tanto, hombres que les
reportan. Las diferencias con el liderazgo masculino y un manual de supervivencia para
los que no se adaptan.
Por Leandro Africano
Si nuestra labor diaria reporta a una mujer, es bueno saber que la situación, que se
repite a nivel global, llegó para quedarse. Las estadísticas señalan que en Argentina
entre el 1 y 2 por ciento de los puestos de máximo nivel empresario están ocupados por
mujeres, mientras que en los mandos medios o gerenciales alcanzan entre el 30 y 40 por
ciento. En este contexto, vale preguntarse cómo es el estilo de conducción de ellas
cuando están en puestos de alta jerarquía.
"Los hombres eligen un estilo de conducción basado en métodos de control. Las mujeres,
en cambio, tienden al liderazgo transformacional, sustentado en la motivación y el
apoyo", señala Lidia Heller, licenciada en Administración, consultora y experta en
management femenino. "Las mujeres tienen una mayor preocupación por las cuestiones
éticas, buscan incansablemente un equilibrio entre los aspectos profesional y humano
del ambiente laboral, son rápidas solucionadoras de conflictos y ordenadas hasta el
detalle. Asimismo, se puede decir que apelan mucho más a la subjetividad en la
resolución de problemas. También son más sensibles e intuitivas, atributos que no
siempre les juegan a favor", señala Eugenia Besler, directora de Selección y Productos
de Adecco Argentina, consultora internacional de recursos humanos.
Daniel B. era empleado de un hipermercado de la zona norte del Gran Buenos Aires y se
planteó, antes de renunciar, cómo encarar la relación con su jefa: "Ella era muy obsesiva
con los detalles, con las formas, y no con el trabajo en sí. Por mis estudios y antigüedad,
era el empleado más capacitado de la sección Electrodomésticos, donde trabajaba, pero
a ella mucho no le interesaba. Lo único que le preocupaba era el orden, la limpieza y la exposición colorida de los productos. Nuestros superiores nos habían explicado que lo más importante era el control de stock, que se exhibieran los precios y evacuar las
dudas de los clientes. Pero ella no les hacía caso".
Pronto llegaron las discusiones y las peleas. "La situación se volvió insostenible también
con otros compañeros y se me presentó el dilema ético de delatarla frente a nuestros
jefes señalando que no estaba haciendo el trabajo correctamente. Preferí callarme e
irme a la competencia, donde sabía que habían designado a un jefe al frente del área en la que yo tenía experiencia."
Hombre trabajador argentino, a no desesperar, no correr por los pasillos, ocultarse en los baños ni evitar las reuniones. Ya tenemos un grupo de amigos que nos defiende.
El dilema del rol de las mujeres llegó hasta las orillas de una agrupación local
denominada Varones por la Equidad: "Para llevarse bien con una mujer hace falta que la conducción sea amena, humana, transparente, no autoritaria, no repitiendo los vicios
que quizá tenga la conducción masculina", agrega Daniel Blinder desde la agrupación.
Según Alejandro Formanchuk, presidente de la Asociación Argentina de Comunicación
Interna, "las mujeres que ocupan cargos gerenciales sienten una doble presión:
demostrar que tienen autoridad y pueden ejercerla y, a la vez, afirmar con sus actos que tienen una forma de liderar y de comunicarse mucho más emocional, completa y
humana".
Quienes más riesgo corren al tener una mujer como jefa son los hombres que no se
pueden sacar el traje de cavernícola. La clave es separar la jerarquía del género. De lo contrario, se comete el error que más caro se paga.
Consejos para una buena relación
1 Mantener un diálogo frecuente, laboral, no basado en el autoritarismo, las frases
hechas ni los mandatos sociales masculinos.
2 No descalificar el discurso de las mujeres por sus atributos naturales, como la
intuición, la subjetividad o la búsqueda constante de equilibrio.
3 Toda discusión tiene que estar debidamente argumentada, porque es en ese punto
donde las mujeres son más exigentes.
4 Las mujeres que son jefas valoran mucho más la verdad, aunque duela, que
cualquier engaño, mentira u ocultamiento de verdad.
Fuente: Alejandro Formanchuk.
Publicado por María José Palazón en 11:20:00 a. m.
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